martes, 16 de noviembre de 2010

CONVERSACIONES

Los seres humanos llegamos al mundo en blanco sin experiencias buenas o malas están nos son transmitidas a través de las experiencias que nos da el mundo el entorno en el que vivimos. Por eso decían que el cerebro es una «caja negra» misteriosa, hasta cierto punto pasiva, con la que llegamos «en blanco» al nacer y que recibe estímulos del mundo externo, los interpreta y devuelve a través de los sentidos.[1]

Es el medio lo que determina que vamos a aprender y como lo vamos a aprender, un ejemplo que expone Llinas es el que nacemos con la capacidad de aprender cualquier idioma pero esto lo determinara la educación y la cultura en la que nacemos. Lo que nos indica que es el medio que nos rodea y la educación que este nos ofrece, lo que va a determinar nuestra forma de actuar, es bien sabido que los estudiantes pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela y es aquí donde viven la mayoría de sus experiencias.

Ahora bien los medios de comunicación poseen gran influencia en la forma como actuamos, en las sociedades modernas la importancia de los medios masivos de comunicación es mayor e influye en nuestra forma de pensar lo cual logra que las personas modifiquen la forma de ver la realidad, se toman como reales las cosas que nos muestran la televisión y claro lo que los políticos y hombres influyentes convengan. Ya no es necesario vivir la realidad para influir en la forma de actuar de las personas ya el cerebro no necesita que el cuerpo experimente con los sentidos para poder estimularse. El cerebro utiliza los sentidos para apropiarse de la riqueza del mundo, pero no se limita a ellos. Es básicamente un sistema cerrado, en continua actividad, como el corazón. Tiene la ventaja de no depender tanto de los cinco sentidos como creíamos. Por eso, cuando soñamos dormidos o fantaseamos, podemos ver, oír o sentir, sin usar los sentidos, y por eso el estado de vigilia, eso sí guiado por los sentidos, es otra forma de «soñar despiertos».[2]

Una solución a este problema es mejorar la calidad en la educación, no basta con llegar a dictar una gran cantidad de ejercicios sin reflexión, o peor nunca escuchar a nuestros estudiantes, es necesario no solo hablar de las ciencias como tal sino que es necesario usarlas en el mundo real del estudiante. El problema es que la inteligencia es limitada pero la estupidez es infinita. Por eso es tan urgente promover una buena educación, que enseñe a pensar claramente a través de conceptos y no de mera memorización de datos. Hay que entender la diferencia entre saber (conocer las partes) y entender (ponerlas en contexto).[3]


[1] Conversaciones con Rodolfo Llinas.
[2] Conversaciones con Rodolfo Llinas.
[3] Conversaciones con Rodolfo Llinas

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